A medida que el número de casos de coronavirus se incrementa, crece en Chile la idea de que es necesario adoptar una cuarentena nacional o al menos por regiones. Ésta consiste en mantener a grandes grupos de personas en su casa todo el día por un período de varias semanas, limitando al máximo cualquier salida fuera de la vivienda. Si esto se ha hecho en China, Reino Unido, Francia e Italia. ¿Tiene sentido en Chile?
Teóricamente, si detenemos todas las interacciones sociales y nos encerramos por separado en una pieza el contagio se detiene y la epidemia pasa. El problema es que esto es insostenible para todo un país por tiempos prolongados, dado el colapso económico que podría implicar. Para peor, una vez terminada la cuarentena existe la posibilidad de un rebrote de la enfermedad. Entonces ¿Por qué hacerla?
Hay una razón. La famosa estrategia de “supresión”. La cuarentena debe ser vista como un primer paso para detener o suprimir el progresivo incremento de casos, permitiendo dos cosas: que el número de enfermos graves no sobrepase la capacidad de camas para pacientes críticos disponible y que en paralelo, el país pueda escalar a decenas de miles su capacidad de hacer exámenes de detección de Covid-19 para luego hacer seguimiento a los casos contagiados.
Hoy se estima que al menos un 30% de los chilenos podría contraer esta enfermedad. El 80% experimentará un resfrío leve, 15% una neumonía que requerirá mayores cuidados, pero un 5% experimentará una enfermedad grave. Por otra parte, en el mejor de los escenarios, el número de camas críticas, es decir, camas con ventilador mecánico, puede ser aumentado a dos mil (muchas de ellas ya ocupadas por pacientes graves con otras enfermedades distintas al coronavirus). Un 5% de dos millones de enfermos son aproximadamente cien mil pacientes (en un escenario optimista), que el sistema no podría absorber si se enfermaran rápidamente. La cuarentena puede servir para esto: reducir el número de contagios y dar espacio a que los pacientes sean tratados.
Por otra parte, según reporta la misma minuta del Comité Asesor Gubernamental del Covid-19, 90% de los casos diagnosticados no está aislado en recintos asistenciales ni bajo supervisión médica, y en al menos cien casos confirmados no se ha investigado completamente a sus contactos. Una cuarentena nacional o regional, nos permitiría incrementar capacidad de poder realizar exámenes (hoy muy precaria) sin enfrentar al mismo tiempo un colapso del sistema sanitario, pero más aún, nos permitiría optimizar nuestro sistema de seguimiento y aislamiento. La cuarentena a los enfermos, no debe ser – como es hoy – sólo algo que dependa de la buena voluntad de aquel a quien diagnostican. Para que sea efectiva debe ser vigilada por la autoridad que debe controlarla haciendo llamados telefónicos a los aislados, usando aplicaciones o presencialmente al estar el paciente en un recinto designado para esto. Si no se hace, es altamente probable que no sea efectiva y no permita contener el brote.
La idea entonces de una cuarentena nacional es ganar una ventana de tiempo frente a este tsunami biológico. Posiblemente, después el coronavirus rebrote y debamos re-aplicarla por tiempos específicos y reiterados, pero habremos ganado tiempo para abastecernos de la infraestructura suficiente para detectar este virus, seguir y aislar adecuadamente a los contagiados y tratar oportunamente a enfermos graves. Entendamos entonces que la cuarentena nacional no es la solución para todos los problemas, si no un primer paso de un plan integral para todo Chile para enfrentar esta pandemia.
Esta columna fue publicada en El Mostrador el 27 de marzo de 2020: https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2020/03/27/cuarentena-la-forma-mas-eficaz-para-ganar-tiempo/